martes, 24 de junio de 2014

Nada.



Nada

Mandíbulas de escorpiones
de tierra azul mojada
envenenan los labios de agua
de quienes nadan en su océano.
Colas de lagartija revolotean
en las manos
de aquellos que sueñan con envolverlo todo
y es nada.
Nada es tiempo en la garganta del ruiseñor
que en su melodía canta
celebrando nada.
Restos de alas desplumadas
en una jaula
de nada.
Patricia Piña

 
Matar a un ruiseñor, La Placenta del Universo 2003.

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