Eres tan elegante... Siempre con traje, siempre impecable.
Tan duro por fuera y tan frágil por dentro...
Tan explícito en cada una de tus palabras que hasta provocas miedo.
Tus historias... Tan detalladas, tan cuidadas.
Perfeccionadas cada una de tus palabras, cada trazo de la caligrafía de tus letras...
Te me antojas adicción incluso en tus páginas de tinta corrida, de
párrafos tristes que no son más que el prólogo de futuras sonrisas.
Y es que despiertas en mí tanta curiosidad que no cabría ni en ocho estanterías.
Eres tan misterioso y tan delicado... Siempre provocando que quiera saber más... Y más... Y más.
Tengo
la intención de conocer cada una de tus esquinas, de tus márgenes; de
interpretar tus versos, tus aspiraciones y tus sueños.
Incluso de atravesarte el alma, de protagonizar tus páginas en blanco.
Quiero ser tu marcapáginas y tus puntos seguidos.
Y solo ser punto y final con la condición de ser el principio de algo nuevo, de más historias, de otras idas y venidas.
Patricia Piña,
con la colaboración de Theodore.
Sutil, delicado y profundo. Me gusta mucho.
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