Ha vuelto a pasar. Has vuelto.
Gracias. Lo cierto es que te echaba de menos.
Igual de cierto que para volver, antes hay que haberse ido, y a veces dudo de ello.
Ay, ha sido tan bonito verte... Y para más inri en nuestra tacita de plata.
—¿Eres familiar de M? Te pareces mucho.
—Soy M. ¿Cómo me recuerdas después de 14 años?
—Porque jamás dejé de hacerlo.
Lo cierto es que fueron cinco, siempre se le han dado muy mal las matemáticas. O igual es que la espera a nuestro reencuentro se le ha hecho tan eterna como a mi.
A pesar del tiempo que llevábamos sin vernos, tuve el descaro de proponerle un paseo por La Caleta, como en los viejos tiempos.
Y justo cuando íbamos a salir de lo que una vez fue nuestra casa, se esfumó.
Jamás odié tanto despertar.
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